Historia
Presencia humana precolombina
Las orillas del Amazonas y sus afluentes tienen una larga historia de asentamientos humanos. Contrario a la creencia popular, en el bosque lluvioso del Amazonas existieron sociedades sedentarias. Muchas de estas poblaciones vivían a lo largo de los ríos blancos, en donde tenían medios de transporte, pesca y suelos fértiles que creaban, como la famosa «tierra negra» de gran fertilidad en planicies de inundación que utilizaban para la agricultura. Durante el primer siglo de la llegada de los europeos los asentamientos nativos fueron diezmados rápidamente debido a los virus que previa e inconscientemente trajeron, junto con sus animales.
Primeras exploraciones europeas
El primer europeo que navegó en las cercanías del estuario del Río Amazonas fue Américo Vespucio en el 1499. Después los españoles Vicente Yanéz Pinzón y Diego de Lope exploraron las islas que forman parte del enorme estuario.
La Amazonia no solo es una reserva de carbono, también es clave para estabilizar y regular los patrones climáticos regionales y globales, debido a que el vapor de agua que se libera allí genera “ríos voladores” en la atmósfera, que influyen en las lluvias de la región.
Precipitación
La selva amazónica produce grandes cantidades de agua, no sólo para Brasil, sino para toda Sudamérica. Los llamados "ríos voladores", es decir, las masas de aire cargadas con vapor de agua producido por la evapotranspiración, transportan la humedad a grandes partes de Brasil. Estas enormes nubes de lluvia también influyen en la precipitación en Bolivia, Paraguay, Argentina, Uruguay e incluso en el extremo sur de Chile.
Según un estudio del instituto estatal de investigación INPA, un árbol de 10 metros de diámetro puede soltar más de 300 litros de agua a la atmósfera en forma de vapor al día, más del doble de lo que un brasileño consume diariamente. La preservación de la Amazonía es esencial para la agricultura, la producción de alimentos y la producción de energía de Brasil.